lunes, 2 de junio de 2014
The Giallo Collection # 22: Don't Torture a Duckling (1972)
Título Original: Non si sevizia un paperino
Título en Español: Angustia del Silencio
Título en Inglés: Don't Torture a Duckling
Director: Lucio Fulci
Productor: Renato Jaboni
Guion: Lucio Fulci, Roberto Gianviti y Gianfranco Clerici Fotografía: Sergio D'Offizi
Edición: Ornella Micheli
Año: 1972
País: Italia
Intérpretes: Florinda Bolkan, Barbara Bouchet, Tomas Milian, Irene Papas
imdb: http://www.imdb.com/title/tt0069019/reference
Lucio Fulci, más conocido como el "Padrino del Gore", empezó su carrera con películas de comedia, pero construyó su nombre en el mundo fantástico, que era obviamente su pasión. El a veces incomprendido cineasta, aportó varios Giallos a la historia cinematográfica, en especial dos que resaltan por méritos propios, Una lucertola con la pelle di donna (Una Lagartija con Piel de Mujer, 1971) y Non si sevizia un paperino (Aungustia del silencio, 1972). Precisamente, este último fue reconocido por la crítica en su momento, aunque el director no haya tenido esa constante con la mayoría de sus filmes, por el hecho de ser creados a partir de guiones confusos, enfocados en lo visual y generalmente con situaciones híper violentas, haciendo que el público que aprecie su cine sea de un tipo especial, no apto para todos. En Angustia del Silencio, su Giallo más fino, co-escrito por el propio Fulci, el guion está más elaborado y mejor engranado que sus largometrajes habituales, tomando los puntos claves del género Giallo, para aplicarlos a una historia rural, donde no solo la violencia es materializada, sino también parte de crítica social y religiosa a la vez que tiene sus influencias del neorrealismo que hizo famoso a su país.
Los adolescentes están siendo asesinados en un pequeño pueblo llamado Accendura. La policía italiana junto con un curioso reportero, tratan de encontrar al asesino y detener estos salvajes crímenes, mientras el pueblo comienza a ceder ante el pánico y la paranoia. A media que los asesinatos se acumulan, un puñado de sospechosos, la mayoría mujeres, van surgiendo, pero cuando se van descartando uno a uno, los cadáveres siguen presentándose. Finalmente, una pequeña niña, que no puede hablar, puede tener la clave que resolverá el misterio, pero ¿podrá el periodista llegar a ella antes de que se convierta en la próxima víctima?
La gran virtud de Angustia del Silencio es el escenario, un pueblo rural donde la modernidad aún no ha llegado y los lugareños quieren tomar la justicia por sus propias manos. Fulci, narra con soltura y con elementos neorrealistas, la historia en este pueblo pobre localizado al sur de Italia. A diferencia de la mayoría de los Giallos, que están ambientados en apartamentos, galerías de arte y ciudades de clase media, Angustia del Silencio presenta una historia más del pueblo, y más cercana al corazón del director. En él, se tienen creencias religiosas, así como de supersticiones y brujería. En este contraste de creencias, se debaten los habitantes del pueblo, donde la pérdida de la inocencia es evidente. Allí encontramos dos elementos que tenía muy presente el director a lo largo de toda su carrera, el sexo y la muerte. El impulso sexual es el detonante de los asesinatos. En Accentura, se muestran a los niños ávidos por el sexo, representado en tres de ellos, quienes constantemente hacen de voyeristas cuando van a una casa alejada donde llegan las prostitutas a ofrecer sus servicios a los hombres del pueblo. Además, el filme que es novedoso en cuanto a las víctimas, todos menores de edad, haciendo más truculenta la historia. Esto guía a una atmósfera malsana y perturbadora, desde la escena inicial cuando la bruja del pueblo desentierra los restos de un infante, hasta la constante predisposición de la mujer promiscua del pueblo, la hermosa Barbara Bouchet, que busca cualquier excusa para mostrar sus encantos a los adolescentes -con elementos obvios de pedófila-. El erotismo y el contraste con la inocencia están allí, para sentar los motivos de los asesinatos pero también para impactar, de forma eficiente al espectador.
El segundo elemento clave es la muerte, o la violencia, tan voyerísticamente filmada por Fulci. Aunque, Angustia del Silencio, no está dentro de su etapa más gore, evidentemente tiene una violencia explícita inusual. En una escena inquietante, justo cuando la bruja del pueblo (Florinda Balkan), ha sido liberada, pues es inocente de los asesinatos, los padres de las víctimas no lo creen así, y la siguen hasta un cementerio. Una vez allí, la mujer es rodeada y ajusticiada con cadenas, una escena construida lentamente, haciendo énfasis en la tortura y la crueldad humana, elementos habituales del cine gore de Fulci, que expresan de forma inequívoca lo que un humano puede hacer cuando tiene el poder. La escena, termina en una genial secuencia de la bruja arrastrándose, ya moribunda hasta la carretera donde pasan los automóviles sin prestarle atención. Así mismo, la escena final del asesino cayendo con el rostro golpeando directamente a unas rocas -con unos efectos que ya no funcionan en pantalla y los años le han pasado factura-, es un recurso propio del director al que le importaba mucho más el impacto visual por encima de otras cosas.
A pesar de que el filme tiene sus variaciones y novedades en el género, también tiene elementos comunes, sobre todo en lo referente a un buen número de sospechosos. En este caso, no importa el género, pues los sospechosos son mujeres y hombres por igual. El padre que le gusta jugar fútbol con los niños, la bruja que quiere vengarse de ellos utilizando muñecos y agujas, la mujer promiscua del pueblo, y hasta el hombre retrasado que trata de sobrevivir. El misterio está muy bien construido desde el guion, pasando por cada uno de los sospechosos, pero eliminándolos uno a uno mediante coartadas o eventos que no se vieron en pantalla. El periodista (Tomas Milian) será el investigador principal, llegando a descubrir la verdad mucho antes que la policía, otro desenlace habitual de este tipo de cine. Además es destacable también, el elemento de las muñecas decapitadas, que tiene la pequeña niña, tratando de emular lo que vio en el momento de los asesinatos, un testigo inocente pero clave para desenmascarar al asesino. Uno de los muñecos, es un pato, de ahí el título en inglés, y que le sirvió a Fulci como Leit Motiv para su filme ultraviolento Lo squartatore di New York (El Destripador de Nueva York, 1982), en donde el asesino emulaba la voz del pato Donald.
La motivación del asesino se revela como uno de los aspectos más fascinantes y subversivos que empleara el director. En lugar, de la construcción habitual del asesino que tiene un trauma psicosexual en su niñez, en esta ocasión, el perpetrador, tiene una idea de idealismo moral amparado por su catolicismo -el director lanza una pista sugerida cuando muestra unos créditos que dividen la película en "primer tiempo" y "segundo tiempo"-. El asesino, busca preservar la inocencia de la infancia mediante la eliminación de aquellos niños que han sido corrompidos por la vida del pueblo, logrando uno de los mejores clímax del cine Giallo. Es una visión valiente del realizador en el sentido de crear una metáfora de la sociedad del momento, guiada por el miedo de la religión.
Angustia del Silencio, nos muestra los aspectos más inhumanos de las comunidades, y cómo el miedo y las supersticiones guían a sus acciones. Además, es un filme innovador en cuanto al escenario y motivaciones del asesino, con suficiente intriga y misterio para que el espectador se centre en ellos a la vez que sirve como una buena aproximación hacia el cine de Fulci, para ir preparando paulatinamente para sus pesadillas más atroces.
Trailer:
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