Título Original: La Cabina
Director: Antonio Mercero
Productor: Joe Salcedo
Guion: José Luis Garci y Antonio Mercero
Fotografía: Federico G. Larraya
Edición: Javier Morán
Año: 1972
País: España
Intérpretes: José Luis López Vázquez, Agustín González, Goyo Lebrero
imdb: http://www.imdb.com/title/tt0065513/reference
El horror bien construido, casi siempre funciona cuando se establece con elementos cotidianos o situaciones normales, sin aspavientos y sin efectos especiales, donde una vuelta de tuerca a una acción normal, como en este caso una llamada en una cabina telefónica se torna ominosa. La Cabina, ha mantenido su reputación de cortometraje de horror macabro y sólido desde hace varias décadas. La razón es la siguiente. El horror mostrado en el argumento es tan simple pero a la vez tan efectivo, que funciona aún el día de hoy, a pesar de que los avances tecnológicos transformaran la forma de comunicarnos y estas cabinas solo se usen en menor medida el día de hoy. La virtud que tiene el realizador Antonio Mercero con esta historia, es la de manipular a su antojo al espectador, pues la historia que comienza de una manera muy jocosa y amena, se va transformando muy lentamente en una desesperación que siente el personaje al estar encerrado, y que ve como todos los intentos por ayudarlo fracasan. Esta desesperación a su vez, se transforma en un sentimiento de terror puro, cuando la finalización de la historia se resuelva de forma macabra. Es por ello que La Cabina, sin ninguna duda, se ha ganado un respeto a pulso entre los seguidores del horror, un cortometraje que ningún amante de este género se debería perder.
La Cabina, cuenta la historia que le sucede a un hombre adulto (José Luis López Vázquez), cuando después de dejar a su hijo en el autobús escolar, entra a una cabina telefónica, recién instalada en un parque de Madrid, con el fin de realizar una llamada. El teléfono no funciona, pero en ese instante, la puerta de la cabina se cierra de golpe y cuando el hombre trata de salir la puerta no cede. Todos sus intentos por forzar la puerta fracasan. En ese momento, dos hombres que van para el trabajo se acercan a ayudarlo, pues el hombre hace señas para que alguien lo auxilie. Los hombres tratan de abrir la puerta por la fuerza, pero solo consiguen arrancar la manija. Sin nada más que hacer, y como van tarde para su trabajo, los transeúntes lo dejan allí encerrado.
A partir de entonces se comienza a crear una multitud de personas curiosas al rededor de la cabina. La desesperación del hombre encerrado va aumentando, a medida que los niños y la gente no hacen más que burlarse de su situación. Un hombre con un destornillador se acerca para sacarlo, pero la puerta no tiene tornillos, mientras que hace aparición la policía y hasta los bomberos. Cuando uno de los bomberos se dispone a romper la cabina desde la parte de arriba, llega el vehículo con las personas que la habían instalado temprano en la mañana, levantan la cabina con unos tubos y se la llevan con el hombre adentro a su vehículo. El hombre sin saberlo se verá involucrado en una pesadilla macabra.
Esta idea tan sencilla da pie para que se construya de forma efectiva el horror en el personaje, el cual apoyado en una excelente interpretación de su actor principal, es transferido convincentemente al público. La trama como se mencionó anteriormente, se va transformando poco a poco desde la comedia hasta el horror surrealista. El director, supo crear una atmósfera definida, con el fin de presentar al personaje como si fuese un animal encerrado en un zoológico o en su defecto, una atracción de circo, donde las personas van a verlo para reírse de su situación y entretenerse a costa de su humillación. En una de las escenas más dicientes, el hombre encerrado ve su reflejo en un espejo que están trasladando unas personas en el parque, en ese momento, se ve a sí mismo en su propia jaula. Adicionalmente, la actuación tiene mucho soporte para la historia, por el hecho de que el personaje prácticamente no tiene diálogos -solo cuando se despide de su hijo-, pues el sonido que se escucha viene del exterior de la cabina en todo momento, elemento que ayuda a aislar el personaje del mundo. Todo su miedo debe ser transmitido a través de sus reacciones, todo un logro interpretativo y de genialidad creado desde un sorprendente guion. La historia posteriormente se transforma en una pesadilla, un horror surrealista que nadie es capaz de anticipar, pero que le otorga a este cortometraje español un estatus de calidad pocas veces logrado.
La Cabina, fue un proyecto desarrollado por la televisión española TVE y el cual ganó merecidamente, el premio Emmy de ficción en el año 1973, entre otros cuantos premios. El guion de José Luis Garci y el propio realizador, consigue narrar una historia claustrofóbica y desesperanzadora, a plena luz del día y en medio de una ciudad muy poblada, demostrando la impotencia que puede caer en cada uno de nosotros bajo una situación aparentemente normal. Así mismo, las otras claves de su éxito están allí. No hay explicación alguna a lo que sucede, no hay motivaciones para ello, no hay una razón lógica para lo que vemos. Nunca un tranquilo paseo por las calles se ha visto tan tenebroso. El terror, llega desde la falta de explicación. Eso es algo a lo que debería volver en más ocasiones el cine de terror actual, a la simpleza a la hora de contar una historia y crear un miedo convincente. La Cabina es todo un logro narrativo y muy cinematográfico que dejará una huella en los espectadores.
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